Quiero volver a sentir aquello. Quiero volver a no hacer nada y poder mirar la electricidad de tus ojos cuando lo necesite, aunque me digas que no es bueno. Quiero pasar calor por el día y por la noche, y fumar hasta desencajar la mandíbula. Quiero volver a beber bidones y bidones de coca-coliki.
Quiero volver a sentarme a vuestro lado, y escucharos conversar. Quiero volver a saber lo que pensáis de la vida, de los días, de los sentimientos, de las sensaciones. Quiero volver a escucharte hablar en sueños, para descubrir que es lo que te recorre realmente. Volver a no dormir bajo las estrellas, y escuchar el silencio de la nada.
Quiero volver a pensarte en el momento que entre por mis oídos un “ojalá nunca cambie esa forma que tienes de estar en el mundo”. Quiero despertar molestada por la luz tenue de la luna y no parar de buscar formas nuevas uniendo estrellas.
Quiero que me dejes sin palabras riéndonos del salto del castor plateado, y necesito volver a escuchar tonterías sacadas de contexto a las 3 de la mañana, a las 4 de la tarde y a las 10 de la noche, y esperar una y otra vez el “apunta”.
Quiero una mano sin dueño, un instante sin miedo, una fotografía para recordar. Una luz a las 6 de la mañana que te despierte y te de igual, porque vuelves a amanecer allí.
No quiero desintoxicación. Quiero volver y morir de sobredosis de miradas, gestos, palabras y silencios.
Quiero volver a tener la sensación de estar un poco más llena y olvidarme de estar un poco menos vacía.
Quiero volver a pensarte en el momento que entre por mis oídos un “ojalá nunca cambie esa forma que tienes de estar en el mundo”. Quiero despertar molestada por la luz tenue de la luna y no parar de buscar formas nuevas uniendo estrellas.
Quiero que me dejes sin palabras riéndonos del salto del castor plateado, y necesito volver a escuchar tonterías sacadas de contexto a las 3 de la mañana, a las 4 de la tarde y a las 10 de la noche, y esperar una y otra vez el “apunta”.
Quiero una mano sin dueño, un instante sin miedo, una fotografía para recordar. Una luz a las 6 de la mañana que te despierte y te de igual, porque vuelves a amanecer allí.
No quiero desintoxicación. Quiero volver y morir de sobredosis de miradas, gestos, palabras y silencios.
Quiero volver a tener la sensación de estar un poco más llena y olvidarme de estar un poco menos vacía.
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3 comentarios:
Pues no eres la única. Lo que has escrito me ha recordado a las protagonistas de una novela que te va a estremecer. "El daño", de Andrea Maturana.
Lo bueno vale un poquito dinero. Pero vale la pena.
Un beso.
"ojalá nunca cambie esa forma que tienes de estar en el mundo"
porque asi vales mucho :D
Te quiero pequeña.
Un abrazote!
lucia
...y saltar como el castor plateado, y hacer magia y que salgan pañuelos de la guantera, y reir reir reir....
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