domingo, 7 de junio de 2009

un estruendo de silencio


Llueve. Parece que llueve.
Pasaré la noche entera codiciando el aire, y contemplaré los charcos. Despacio, aunque me arranque la piel con absurdos que corren, se sientan y andan, se ríen y lloran.
Solo sigo porque no se escondan los gritos y no se callen las luces de los remedios, de los motivos.
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