lunes, 24 de noviembre de 2008

Little.

Por fin aprendí la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma. Que el amor no significa sexo y una compañía no significa seguridad. Ahora es cuando empecé a aprender que los besos no son contratos y los regalos no son promesas. No entiendo porque no aprendí ya que hasta el calor del sol puede quemar, que se puede aguantar, ser realmente fuerte, y aprender de todo. Con el tiempo entendí que los verdaderos amigos son contados. Que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes.