viernes, 26 de marzo de 2010

invisible



"¿Me podrías indicar, por favor, hacia dónde tengo que ir desde aquí?"
"Eso depende de a dónde quieras llegar", contestó el Gato.
"A mi no me importa demasiado a dónde...", empezó a explicar Alicia.
"En ese caso, da igual hacia dónde vayas", interrumpió el Gato.
"...siempre que llegue a alguna parte", terminó Alicia a modo de explicación.
"¡Oh! Siempre llegarás a alguna parte", dijo el Gato, "si caminas lo bastante".
A Alicia le pareció que esto era innegable, de forma que intentó preguntarle algo más:
"¿Que clase de gente vive por estos parajes?".
"Por ahí", contestó el Gato volviendo una pata hacia su derecha, "vive un sombrerero; y por allá", continuó volviendo la otra pata, "vive una liebre de marzo. Visita al que te plazca: ambos están igual de locos".
"Pero es que a mi no me gusta estar entre locos", observó Alicia.
"Eso sí que no lo puedes evitar", repuso el Gato; "todos estamos locos por aquí. Yo estoy loco; tú también lo estás".
"Y ¿cómo sabes tú si yo estoy loca?, le preguntó Alicia.
"Has de estarlo a la fuerza", le contestó el Gato; "de lo contrario no habrías venido aquí"

Alicia en el país de las maravillas

viernes, 19 de marzo de 2010

desatadA.




y por la noche nace el verbo resistir, no me pidas que me vaya sin heridas a la hora de dormir...

No es verdad que el horizonte sea una línea en un trozo de papel, es un momento robado.


viernes, 12 de marzo de 2010

el fin del camino




" Pero a Daniel, el Mochuelo, le bullían muchas dudas en la cabeza a este respecto. Él creía saber cuanto puede saber un hombre. Leía de corrido, escribía para entenderse y conocía y sabía aplicar las cuatro reglas. Bien mirado, pocas cosas más cabían en un cerebro normalmente desarrollado. No obstante, en la ciudad, los estudios de Bachillerato constaban, según decían, de siete años y, después los estudios superiores, en la Universidad, de otros tantos años, por lo menos. ¿Podría existir algo en el mundo cuyo conocimiento exigiera catorce años de esfuerzo, tres más de los que ahora contaba Daniel? Seguramente, en la ciudad se pierde mucho el tiempo -pensaba el Mochuelo- y, a fin de cuentas, habrá quién, al cabo de catorce años de estudio no acierte a distinguir un rendajo de un jilguero o una boñiga de un cagajón. La vida era así de rara, absurda y caprichosa. "






Los primeros libros que leí y realmente me engacharon a sus líneas.
Delibes, tantas veces la voz de mis silencios...

lunes, 8 de marzo de 2010

el color de mis maneras




"donde el silencio se puede tocar y morder,
dime quien nos protegerá,
de cada curva y de lo que hay detrás"



Hoy me arrastra esa sensación de que mi vida con miedo hay veces que tiembla... y no tiene que ver con el aire.
Cada cual en su destino va llenando de soles sus venas.
Chaouen... cuánto tiempo.