viernes, 1 de enero de 2010

sentimientos resacosos.



Que vivan las malas influencias
Que vivan cuando saben abrazarme, cuando me encuentran porque me pierdo, o cuando me cuidan el alma.
Que vivan, aunque sea a millones de horas luz del resto de individuos. En toda circunstancia, con azar, con no-costumbres.
Que vivan las malas influencias que se salen del orden establecido. Que vivan cuando quieren huir, y aunque sea en su burbuja lo hacen. Cuando se autocompletan aunque ni se den cuenta.
Que vivan cuando se dejan explorar, cuando dejan de ser un regalo sin abrir. Para ver que el envoltorio hacía honor al interior. Cuando me dan todo el cariño que necesito para seguir. Y más y más y más.
Cuando me enriquecen, cuando sin saberlo desarrollan mis ideas, cuando me desenvuelven. Cuando escuchan mi música interna y crean una sintonía perfecta de ella.
Cuando me quieren y me entienden, para abandonar los “te quiero, pero no te entiendo”. Cuando hacen intentos sobrehumanos por entender lo incomprensible, y lo consiguen. Siempre. Porque el querer no es solo querer. Hay un mundo (o muchos de ellos) detrás de los muros.
Y en cada muro hay una puerta….
(y hoy no es dia de entradas melancolicas, ni resumenes que ya estan perdidos en mi cabeza.)

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