Cada vez que me preguntan que quiero ser de mayor, todo se complica. Según los mayores hay que hacerse adulto para entenderlo todo. Pero yo miro a la gente de la calle, y no veo que sean felices. Solo nosotros, solo los niños, disfrutamos de la vida, es como si al cumplir los dieciocho todo el mundo perdiera la cabeza. Todo son caras largas, gruñidos y malas noticias. Según la televisión hay que ponerse desodorante, comprarse el coche más rapido del mercado, un par de operaciones de estética, y con esto tienes que estar loco para no ser feliz. Pero para eso hace falta dinero, y los adultos hacen cualquier cosa por dinero, es el único objetivo de todo el año, conseguir dinero y más dinero. Total, día tras día trabajando...
y yo me pregunto ¿para qué? ¿para conseguir al final del año quince días? ¿Quince tristes dias de vacaciones?
Quince días en los que te vas lejos para olvidar el resto de los días que pasas trabajando, quince días para no perder ni un segundo, con muchas prisas. Quince días en agosoto, quince días en la playa, quince días como borregos. Borregos que traen al mundo borreguitos, que a su vez tendrán que trabajar el resto de su vida a cambio de los quince días..
Yo no quiero ser nada de mayor. Pensándolo bien, yo no quiero crecer. Sinceramente ni siquiera quiero ser mayor, me quedo como Peter Pan, con los inmaduros, con la fantasía, con la reflexión, con la vida. Asique no me vuelvan a preguntar que quiero ser de mayor.