Los días grises me hacen cosquillas, huyendo de las palabras en el aire… prefieren vivir en mí.
Prefiero llevarlas conmigo, adicta ya a su chisporrotear instantáneo en mi alma.
A veces paso largas temporadas sumergida en silencios. Y es entonces, cuando las luces del flexo bostezan detrás de mi insomnio, de mis sueños y de mi amanecer de otro color.
Creo abrazos en la madrugada que algún día daré, mientras me quedo quieta intentando notarte, protegiéndome a distancia. Para parar los relojes. Paralizar los momentos, delicadamente quebradizos.
¿Dónde quieres ir? ¿Qué te apetece hacer?
Iré sin arrastrar los pies, sin colores grises…